Charles Darwin: ¿hipocondriaco?

1828, en un hospital de Edimburgo, Charles Darwin entra como ayudante de quirófano en la operación de una niña, con abuelo, padre y hermano médicos su destino está marcado, sin embargo, en tiempos en que no había anestesia la pequeña llora de tal forma que Charles huye de ahí, y en ese momento decide no ser médico, temeroso de la reacción de su padre le ofrece a estudiar para hacerse pastor anglicano. Tres años después al graduarse en Cambridge comprende que tampoco es su vocación. Lo que al joven le encanta es la naturaleza y especialmente los insectos. De su autobiografía: “Un día mientras arrancaba cortezas viejas de árboles, vi dos raros escarabajos y agarré uno en cada mano; y entonces vi un tercero de otra clase, que no me permitía perder, así que me metí en la boca el que sostenía en la mano derecha. Pero soltó un fluido ácido que me quemó la lengua, por lo que lo tuve que escupir y perdí este y al tercero”

A los veintidós años le llega una invitación de su mentor para trabajar como “naturalista” empleado por la Marina Inglesa en una expedición que tendrá 5 años de duración, en un viaje que incluía Tierra de Fuego e Indias Orientales. Darwin sufrió mareos todo el tiempo, palpitaciones, ansiedad y miedo a estar enfermo del corazón, el médico diagnosticó ataques de ansiedad e hipocondría, se sobrepuso y terminó el viaje.

Después de la travesía volvía quien había partido con una biblia bajo el brazo, con el embrión de una nueva teoría y con dudas sobre el nuevo testamento.

Publica “El origen de las especies” en 1859, representó un latigazo científico pues además de afirmar que el hombre desciende del mono, desbarranca todos los relatos de la Biblia.

Estuvo enfermo de ansiedad, depresión y palpitaciones, que los médicos diagnosticaban como hipocondría. En la actualidad se llama Trastorno Somático, es una manera de expresar los conflictos inconscientes a través de enfermedades físicas y se tratan con psicoterapia, antidepresivos y ansiolíticos.

Escribió 6 años un diario de su enfermedad y gracias a eso hoy sabemos que tuvo Enfermedad de Chagas, descrita hasta 1909. En el viaje había sido picado por un insecto llamado Vinchuca que transmite el Trypanosoma cruzi causa de esta enfermedad y que explica sus síntomas acompañados de un daño silencioso y real de los órganos internos. De tal forma que pudo haber tenido Trastorno Somático y además un parásito que lo consumió.

Murió en 1882 a los 73 años.

Sus restos descansan en la abadía de Westminster.

En sus palabras: “Lo que pueden ser mis propias ideas es una cuestión que no tiene ninguna importancia para nadie, excepto para mí mismo. Pero ante una pregunta puedo afirmar que nunca he sido ateo en el sentido de negar la existencia de Dios, pero el agnosticismo es mi descripción mas correcta, solo puedo creer en lo que demuestra la ciencia”